El término hidrocefalia se deriva de las palabras griegas hidro que significa agua y céfalo que significa cabeza. Como indica su nombre, es una condición en la que la principal característica es la acumulación excesiva de líquido en el cerebro.
Aunque la hidrocefalia se conocía antiguamente como agua en el cerebro, el agua es en realidad líquido cefalorraquídeo (LCR) – un líquido claro que rodea el cerebro y la médula espinal. La acumulación excesiva de líquido cefalorraquídeo tiene como consecuencia una dilatación anormal de los espacios en el cerebro llamados ventrículos. Esta dilatación ocasiona una presión potencialmente perjudicial en el tejido cerebral.
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Definición y Tipos
La hidrocefalia puede ser congénita o adquirida. La hidrocefalia congénita se halla presente desde antes del nacimiento y puede ser ocasionada por influencias ambientales durante el desarrollo del feto o por predisposición genética. La hidrocefalia adquirida se desarrolla posterior al nacimiento o en un punto después. Este tipo de hidrocefalia puede afectar a las personas de todas las edades y puede ser ocasionado por una lesión o una enfermedad que causa agrandamiento de los ventrículos a consecuencia de un aumento del volumen del líquido cefalorraquídeo causando, por lo general, una obstrucción.
La hidrocefalia también puede ser comunicante, en la cual solo hay incremento de producción o disminución en su absorción o no comunicante en la cual hay una verdadera obstrucción en su sistema de drenaje y flujo.
Hay dos formas más de hidrocefalia que no encajan claramente en las categorías descritas más arriba y que afectan principalmente a los adultos: la hidrocefalia ex vacuo y la hidrocefalia crónica del adulto.
La hidrocefalia ex vacuo ocurre cuando hay daño en el cerebro ocasionado por una enfermedad cerebrovascular o una lesión traumática. En estos casos, puede haber una verdadera contracción (atrofia o emaciación) del tejido cerebral, y el sistema de cavidades del cerebro “compensa” esta pérdida de tejido con incremento en su tamaño y cantidad de líquido. Es por lo tanto un “aparente” incremento de líquido en el cerebro. Sin embargo por lo general no causa daño en el encéfalo restante.
La hidrocefalia crónica del adulto ocurre comúnmente en las personas ancianas y está caracterizada por muchos de los mismos síntomas asociados con otras condiciones. Ocurre por un incremento paulatino de la presión intracraneal por descensos en a reabsorción al paso de los años, comprimiéndose primordialmente las regiones del cerebro que nos hacen iniciar la marcha, procesar la memoria, y que intervienen en la personalidad así como en la función de control de esfínter vesical… de ahí sus síntomas clásicos de alteraciones en la marcha, alteración en la memoria con lentitud de pensamiento, e incontinencia urinaria.
Causas
Puede resultar de herencia genética (estenosis de acueducto) o de trastornos del desarrollo, tales como los asociados con defectos del tubo neural, incluida la espina bífida y el encefalocele. Otras causas posibles son complicaciones del nacimiento prematuro, tales como la hemorragia intraventricular, enfermedades como la meningitis, tumores, traumatismos en la cabeza o hemorragia subaracnoidea que bloquea, por producción de sustancias grasas (ácido lipofosfatídico), la salida de los ventrículos a las cisternas y el flujo del líquido en las mismas, debido a crecimiento desmedido de células en los sistemas de drenaje normal del cerebro.
Síntomas
Varían con la edad, la progresión de la enfermedad y las diferencias individuales en al tolerancia del líquido céfalo-raquídeo. El cráneo del niño puede expandirse para alojar el aumento del líquido céfalo-raquídeo debido a que las suturas (juntas fibrosas que conectan los huesos del cráneo) no se han cerrado todavía.
En la infancia, la indicación más evidente de la hidrocefalia es típicamente el rápido aumento de al circunferencia de la cabeza o un tamaño de la cabeza extraordinariamente grande. Otros síntomas pueden incluir vómitos, sueño, irritabilidad, desviación de los ojos hacia abajo (llamado también en “sol poniente”) y convulsiones.
Los niños mayores y los adultos pueden experimentar síntomas diferentes debido a que su cráneo no puede expandirse para alojar el aumento del líquido céfalo-raquídeo. En ellos los síntomas pueden incluir dolores de cabeza seguidos de vómito, náuseas, papiloedema (hinchazón del disco óptico, que es parte del nervio óptico), visión borrosa, diplopia visión
doble), desvío hacia debajo de los ojos, problemas de equilibrio, coordinación deficiente, trastorno la marcha, incontinencia urinaria, retraso del crecimiento, somnolencia, irritabilidad, u otros cambios en la personalidad o el conocimiento, incluida la pérdida de la memoria.
Diagnóstico
Se realiza de forma inicial con un
estudio de tomografía axial computada simple de encéfalo, en la cual se
podrán observar de forma general las estructuras del sistema
ventricular, así como la inflamación aguda que produce la presión del
líquido acumulado dentro de éste hacia el tejido cerebral circundante.
En caso de haber duda, o que se deseé agregar el diagnóstico de alguna
otra enfermedad, se podrá realizar estudio contrastado, o
Resonancia magnética nuclear de encéfalo con fases especiales para
valorar la inflamación cerebral. Por su parte en infantes puede
utilizarse la ultrasonografía para verificar la presencia de dilatación
ventricular.
Para el diagnóstico de cada uno de los tipos de hidrocefalia, se requiere conjuntar exploración física, neurológica, estudios de imagen como tomografía axial computada, resonancia magnética de encéfalo y en algunas ocasiones, hasta punciones lumbares para drenaje de líquido cefalorraquídeo (conocida comúnmente como “Raquia”). Por ello, se requiere de un especialista experimentado en el tratamiento de este tipo de padecimientos, así como la interpretación de estudios de imagen, para llegar a un diagnóstico específico, y de acuerdo a ello, brindar el tratamiento ideal.
Tratamiento
Con frecuencia se trata mediante la implantación de una derivación ventricular, la cual puede ser interna o externa dependiendo de la causa que haya originado la hidrocefalia. Este sistema desvía el flujo del líquido céfalo-raquídeo de un lugar dentro del sistema nervioso central a otra zona del cuerpo donde pueda ser absorbido como parte del proceso circulatorio o en su caso a una bolsa de drenaje exterior.
Un sistema de derivación consiste en el tubo, un catéter y una válvula. Un extremo del catéter se coloca en el sistema nervioso central, las más de las veces dentro del ventrículo en el interior del cerebro, pero, también, puede ser colocado dentro de un quiste o de un lugar cercano a la médula espinal. El otro extremo del catéter se coloca normalmente dentro de la cavidad peritoneal (abdominal), pero también puede colocarse en otros lugares dentro del cuerpo, tales como en una cámara del corazón o en una cavidad en el pulmón donde el líquido céfalo-raquídeo puede drenar y ser absorbido. Una válvula situada a lo largo del catéter mantiene el flujo en una dirección y regula la cantidad de flujo del líquido céfalo-raquídeo.
La hidrocefalia en todo momento debe de ser considerada como una verdadera emergencia médica, la cual amerita de resolución expedita, ya que entre mayor sea el tiempo que transcurra hasta su solución, mayor será el daño al cerebro y en la mayoria de los casos, se pone en riesgo la vida del paciente.
En caso de que usted o algún familiar, cuente con los síntomas anteriormente mencionados, es necesario solicitar ayuda médica especializada urgentemente.